La multinacional automotriz Stellantis ha decidido cancelar por completo su programa de vehículos comerciales a hidrógeno, al considerar que esta tecnología aún no tiene viabilidad económica. Mientras tanto, marcas como Toyota, Hyundai y Honda siguen apostando fuerte por ella.
Stellantis anunció el fin de su estrategia con vehículos comerciales impulsados por celdas de hidrógeno. La compañía argumentó que esta tecnología continúa siendo un nicho sin sostenibilidad económica a mediano plazo, por lo que redireccionará sus esfuerzos hacia modelos eléctricos a batería e híbridos enchufables, segmentos con mayor madurez y retorno de inversión.
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Cancelado el programa de hidrógeno
El ambicioso plan de Stellantis contemplaba la producción de hasta ocho furgonetas comerciales con tecnología de hidrógeno, incluyendo modelos como Citroën ë-Jumpy, Fiat e-Ducato y Peugeot e-Boxer, que debían ensamblarse en plantas de Francia y Polonia durante 2025. Sin embargo, factores como la escasa infraestructura de hidrogeneras en el mundo y la falta de apoyo gubernamental obligaron a la marca a abandonar este proyecto.
Según el medio Automotive News Europe, la red de recarga de hidrógeno disponible actualmente no cubriría las necesidades mínimas de sus futuros clientes.
Mientras unos se retiran, otros apuestan fuerte
Aunque Stellantis ha asegurado que no habrá despidos en sus fábricas ni en el equipo de I+D que trabajaba en este programa —los cuales serán reasignados a nuevos proyectos—, su salida deja libre un espacio que otras marcas están dispuestas a ocupar.
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Toyota, por ejemplo, continúa desarrollando su tercera generación de celdas de hidrógeno y colabora con BMW para lanzar un SUV de pila de combustible basado en el próximo X5, proyectado para 2028. Al mismo tiempo, Hyundai acaba de actualizar su crossover Nexo y mantiene firme su apuesta por camiones como el Xcient, operativo en Europa y EE. UU.
También Honda mantiene el interés en esta tecnología con un nuevo sistema de celdas de combustible que reducirá costos y duplicará la vida útil, con producción prevista en Estados Unidos desde 2027. Este se usará tanto en sus propios modelos como en los de General Motors, su socio en la fábrica conjunta Fuel Cell Systems Manufacturing.
Obstáculos económicos y logísticos
El desarrollo del hidrógeno enfrenta serias limitaciones, no por su capacidad técnica, sino por los costos de infraestructura. Mientras que una estación de recarga de hidrógeno cuesta entre 1,5 y 3 millones de dólares, instalar un cargador ultrarrápido para vehículos eléctricos requiere una inversión de apenas 50.000 dólares.
Además, el hidrógeno verde sigue siendo entre 3 y 4 veces más costoso por kilómetro recorrido que el diésel, lo que complica su masificación en el corto plazo, según datos de BloombergNEF.
En contraposición, algunos actores como Volkswagen se mantienen escépticos. Su ex CEO Thomas Schäfer afirmó que el hidrógeno «no es viable para automóviles particulares», debido al tamaño de los depósitos y la baja eficiencia energética frente a tecnologías eléctricas.
Aun así, el desarrollo no se detiene del todo. Marcas más pequeñas como Alpine exploran su aplicación en vehículos deportivos, como lo demuestra su prototipo con motor V6 biturbo alimentado por hidrógeno
Fuente: Elcarrocolombiano.com