La movilidad eléctrica ha ganado impulso en Colombia en los últimos años, respaldada por iniciativas gubernamentales y una creciente conciencia ambiental.
Durante los últimos años, en Colombia se vive el auge de los vehículos híbridos y eléctricos y pese a que cada vez son más comunes y accesibles, todavía persisten mitos y dudas sobre la durabilidad y eficiencia de sus baterías. Sumado a que en el país permanecen aún carencias de infraestructura que impiden que este tipo de vehículos tomen se masifiquen en el país.
Uno de los principales temores entre los consumidores es que las baterías de los VE se degradan rápidamente y necesitan reemplazos costosos en pocos años. No obstante, estudios recientes y la experiencia de mercados más avanzados han demostrado que estas baterías pueden mantener una capacidad óptima durante más de una década, dependiendo del uso y mantenimiento.
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La infraestructura de carga en el país ha sido un punto de debate, dado que muchos consideran que aún es insuficiente para garantizar la comodidad y eficiencia de los usuarios de vehículos eléctricos. Sin embargo, en los últimos años se han implementado iniciativas tanto públicas como privadas para expandir la red de estaciones de carga, especialmente en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali. A medida que esta infraestructura continúa desarrollándose y más personas optan por la movilidad eléctrica, los beneficios en términos de sostenibilidad y ahorro a largo plazo se vuelven cada vez más evidentes; sin mencionar los beneficios tributarios y exenciones que el gobierno colombiano ha venido aplicando para estos vehículos.
Durabilidad y vida útil de las baterías
Las baterías de los VE no tienen una vida útil tan limitada como se cree. Expertos señalan que pueden durar entre 15 y 20 años, similar o incluso más que los vehículos tradicionales. Aunque pueden degradarse con el tiempo, los avances tecnológicos han mejorado su durabilidad, y los fabricantes ofrecen garantías de hasta ocho años o 160,000 km.
A esto se suma que el mantenimiento de un vehículo eléctrico es más sencillo y económico que el de un automóvil a combustión. Al no depender de aceites ni contar con tantas piezas móviles, los costos de reparación y desgaste se reducen, lo que refuerza la viabilidad de esta tecnología a largo plazo.
Infraestructura de carga en Colombia
La falta de infraestructura de carga adecuada ha sido un desafío para la adopción masiva de los VE en Colombia. Para 2023 existían 173 estaciones de carga eléctrica en todo el país, una cifra insuficiente para atender a los aproximadamente 8,000 vehículos eléctricos en circulación en ese momento, lo que representa un déficit del 40% en puntos de carga.
Empresas como Terpel han contribuido al desarrollo de la infraestructura de carga rápida, instalando 14 puntos en diversas vías nacionales y planeando ampliar esta red en los próximos años.
A pesar de estos avances, aún es necesario un esfuerzo coordinado entre el sector público y privado para acelerar la expansión de la red de carga. Ciudades como Bogotá y Medellín han impulsado iniciativas para aumentar la cantidad de estaciones, mientras que el Gobierno ha implementado incentivos para fomentar la inversión en este sector. Con una mayor infraestructura, la autonomía y practicidad de los vehículos eléctricos mejorarían significativamente, eliminando una de las principales barreras para su adopción masiva en el país.
Políticas gubernamentales y adopción de VE
El gobierno colombiano ha ajustado sus políticas para promover la adopción de vehículos eléctricos. En 2024, se modificaron los aranceles de importación para vehículos híbridos, aumentando las tarifas según el tipo de tecnología, con el objetivo de incentivar la transición hacia vehículos totalmente eléctricos. Esta estrategia busca fomentar la producción nacional y la adopción de tecnologías más limpias en el sector automotriz.
Además, se han implementado beneficios como la exención del pico y placa en ciudades principales, reducciones en el impuesto vehicular y facilidades en el acceso a créditos verdes para la compra de estos automóviles. Estas medidas no solo buscan hacer más atractiva la adquisición de vehículos eléctricos, sino también incentivar la inversión en infraestructura de carga y en el desarrollo de una industria local que pueda responder a la creciente demanda, fortaleciendo así el mercado de la movilidad sostenible en Colombia.
La evidencia actual sugiere que muchos de los mitos asociados a los vehículos eléctricos carecen de fundamento. Con una vida útil prolongada, avances en la infraestructura de carga y políticas gubernamentales favorables, los VE se presentan como una opción cada vez más viable y sostenible para el futuro del transporte en Colombia.
Sin embargo, para que esta transición sea verdaderamente efectiva, es fundamental seguir fortaleciendo la infraestructura de carga, reducir los costos de adquisición y promover una mayor educación sobre los beneficios de la movilidad eléctrica. La colaboración entre el gobierno, el sector privado y la ciudadanía será clave para derribar las barreras que aún persisten y acelerar la adopción de esta tecnología, contribuyendo así a un sistema de transporte más limpio, eficiente y accesible en el país.