Una de las preguntas más frecuentes entre los conductores es: ¿cada cuánto deben reemplazarse las pastillas de freno? La respuesta no depende de un calendario o de un número de kilómetros exacto, sino del desgaste del material de fricción.
Señales de desgaste
Hoy en día, muchos vehículos incorporan sensores que alertan en el tablero cuando es necesario cambiarlas. Otra forma de identificarlo es revisando el nivel del líquido de frenos:
- Si se encuentra en el mínimo (y no hay fugas), generalmente indica que las pastillas ya cumplieron su ciclo.
- En ese caso, lo recomendable es cambiarlas en lugar de solo rellenar el líquido, ya que al instalar pastillas nuevas el nivel volverá a la normalidad.
Lo que se debe revisar
No basta con mirar una sola pastilla: el desgaste debe ser parejo en ambos lados de la mordaza. Factores como suciedad, óxido, desgaste en las correderas, mala posición de los pines o un freno de estacionamiento mal calibrado pueden generar que una sola cara trabaje más y se consuma más rápido.
Además, con el tiempo pueden presentarse problemas como:
- Corrosión de las mordazas.
- Pistones trabados o mal alineados.
- Desprendimiento del material de fricción.
- Pérdida de propiedades por recalentamiento.
En estos casos, lo correcto es desarmar, limpiar y reemplazar las piezas necesarias. Nunca se deben usar gasolina ni derivados para la limpieza, ya que dañan los sellos de caucho; lo ideal es utilizar grasa especial para frenos o vaselina.
Recomendaciones al instalar pastillas nuevas
- Optar por repuestos originales o de marcas reconocidas.
- Realizar un proceso de asentamiento: conducir a baja velocidad y aplicar varias frenadas largas (no bruscas) para calentar y curar las pastillas, dejándolas enfriar luego en condiciones normales de manejo.
Con estos cuidados, los frenos tendrán un desempeño seguro y mayor durabilidad.
Fuente: motor.com.co
