Cinco cosas que los conductores no saben sobre sus llantas (y deberían)

Desde el desgaste irregular hasta la presión ideal: estos consejos pueden ahorrarle accidentes, combustible y dinero en mantenimiento.

Aunque son el único punto de contacto entre el vehículo y la carretera, las llantas suelen ser uno de los elementos más ignorados por los conductores. Pese a su papel fundamental en el desempeño del automóvil, muchas veces no reciben el mantenimiento adecuado ni la atención que merecen. Sin embargo, descuidarlas no solo afecta el rendimiento del vehículo, sino que también puede comprometer la seguridad vial, aumentando el riesgo de accidentes y averías.

Afortunadamente, mantenerlas en buen estado no es complicado si se siguen algunas recomendaciones básicas. Por eso, reunimos algunos consejos prácticos de los expertos de Goodyear que todo conductor debería tener en cuenta para prolongar la vida útil de sus llantas, optimizar el consumo de combustible y ahorrar dinero a largo plazo. Con un poco de atención periódica, es posible mejorar tanto la seguridad como la eficiencia de tu vehículo.

1. La presión incorrecta es más común de lo que parece

Puede sorprender la cantidad de vehículos que circulan con al menos una llanta mal inflada en las calles a diario. Este descuido, aunque común, puede tener consecuencias importantes tanto en el rendimiento como en la seguridad del automóvil. Una presión baja aumenta el desgaste de la banda de rodamiento, eleva el consumo de combustible y puede provocar un sobrecalentamiento que derive en un reventón.

Por otro lado, una presión excesiva reduce la superficie de contacto con el asfalto, disminuyendo la adherencia y afectando la capacidad de frenado, especialmente en superficies mojadas. Lo ideal es revisar la presión al menos una vez al mes o antes de viajes largos, utilizando un medidor confiable y ajustándola según las recomendaciones del fabricante, que normalmente se encuentran en el manual del vehículo o en una etiqueta dentro de la puerta del conductor.

2. La rotación prolonga su vida útil

Rotar las llantas (es decir, cambiar su posición entre ejes) cada 10.000 km ayuda a que se desgasten de forma pareja y conserven un rendimiento equilibrado en todas las ruedas. Esto es especialmente importante en vehículos con tracción delantera, donde las llantas delanteras suelen desgastarse más rápido debido a la dirección y al mayor esfuerzo en aceleración y frenado. Ignorar esta práctica puede causar desgaste irregular, generar vibraciones al conducir y acortar considerablemente la vida útil de las llantas.

Además, una rotación adecuada contribuye a mantener una buena maniobrabilidad y un comportamiento más estable del vehículo, lo que se traduce en mayor seguridad en carretera. Para obtener mejores resultados, se recomienda seguir el patrón de rotación sugerido por el fabricante del automóvil o del neumático.

3. No todas las llantas sirven para cualquier tipo de clima

Aunque en Colombia no hay estaciones marcadas como en otros países, las condiciones climáticas (lluvias, calor extremo o carreteras no pavimentadas) sí influyen significativamente en el desempeño de las llantas. Por ejemplo, en zonas con lluvias frecuentes, las llantas con buen drenaje y diseño especializado para superficies mojadas ayudan a reducir el riesgo de hidroplaneo. En regiones cálidas o con altas temperaturas, los compuestos deben ser resistentes al calor para evitar un desgaste acelerado o pérdida de presión.

Asimismo, para quienes transitan con frecuencia por caminos de tierra, grava o superficies irregulares, existen llantas con estructuras reforzadas que brindan mayor durabilidad y tracción. Por eso, elegir el tipo de llanta adecuado según el entorno y estilo de conducción es clave para garantizar un buen rendimiento, una mayor vida útil y, sobre todo, seguridad en cada trayecto.

4. El desgaste habla… y conviene escucharlo

El dibujo de la banda de rodamiento no debe exceder los 3 mm de profundidad. Cuando esta medida se reduce, la capacidad de evacuar agua disminuye considerablemente, lo que implica pérdida de tracción, menor adherencia al pavimento y un aumento significativo del riesgo de hidroplaneo, especialmente en superficies mojadas. Además, un desgaste excesivo puede afectar la estabilidad del vehículo en curvas o frenadas repentinas. Para evitar llegar a ese punto, es importante revisar el estado de las llantas con frecuencia. Existen indicadores de desgaste visibles en la superficie de la banda, conocidos como testigos, que permiten detectar fácilmente cuándo se ha alcanzado el límite.

Sin embargo, para una medición más precisa, se puede utilizar un medidor de profundidad. Se recomienda realizar esta revisión al menos cada 5.000 km o durante cada cambio de aceite, como parte de una rutina de mantenimiento preventiva.

5. Las llantas también caducan

Aunque no se usen, los compuestos de caucho envejecen con el paso del tiempo debido a factores como la exposición al sol, los cambios de temperatura, la humedad y el simple proceso de oxidación del material. Esto significa que una llanta puede perder sus propiedades de agarre, flexibilidad y resistencia, incluso si no muestra signos evidentes de desgaste o ha estado almacenada. Por esta razón, la mayoría de los fabricantes recomiendan no usar llantas con más de 6 años desde su fecha de fabricación, incluso si parecen estar en buen estado a simple vista.

Para verificar la antigüedad, basta con revisar el código DOT en el costado de la llanta, donde los últimos cuatro dígitos indican la semana y el año de fabricación (por ejemplo, “2319” significa semana 23 del año 2019). Reemplazar las llantas a tiempo es una decisión clave para garantizar la seguridad, ya que una llanta vencida puede fallar de forma repentina, especialmente a altas velocidades o en condiciones exigentes. 

Cuidar las llantas no es solo una cuestión de mantenimiento, sino una inversión en seguridad, economía y rendimiento. Una presión adecuada, una rotación periódica, el uso correcto según el clima y la atención al desgaste y la antigüedad son acciones simples que pueden marcar una gran diferencia en el comportamiento del vehículo. Al seguir estos consejos, no solo se prolonga la vida útil de las llantas, sino que también se mejora la experiencia de conducción y se evita gastar de más por descuidos evitables. Recuerda: unas llantas en buen estado son sinónimo de viajes más seguros y eficientes.

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