Su carro puede estar en riesgo y usted no lo sabe: este fluido vence cada 2 años

Castrol, la empresa británica dedicada a la fabricación de lubricantes con la mejor tecnología, entrega recomendaciones indispensables para la revisión y correcto mantenimiento de los vehículos.  

En Colombia circulan más de 20.7 millones de vehículos registrados en el RUNT, de los cuales más de 13 millones son motocicletas y 7.4 millones automóviles particulares. Sin embargo, millones de conductores desconocen la importancia de revisar con frecuencia dos fluidos vitales: el aceite del motor y el líquido de frenos.

De acuerdo con Jesús Cano, líder técnico regional de Castrol un vehículo particular representa una inversión significativa no solo por el costo de adquisición, sino también por los costos recurrentes como Soat, impuestos y combustible. Así mismo, con el paso del tiempo empiezan a surgir gastos como la revisión técnico-mecánica y los costos de mantenimiento, donde los aceites y fluidos tienen un papel determinante en el rendimiento y seguridad.

Más que el combustible         

Aunque el combustible es indispensable para el funcionamiento del vehículo, existen dos fluidos que son determinantes para el rendimiento y la seguridad: el aceite de motor y el líquido de frenos. Medirlos frecuentemente de manera adecuada permitirá cuidar de manera correcta su carro o moto.

Aceite de motor: el escudo del motor

El aceite de motor se encarga de lubricar las piezas móviles, reducir la fricción, disipar el calor, mantener limpio el interior del motor. Circular con un nivel bajo o con aceite degradado aumenta el desgaste, eleva la temperatura interna y puede ocasionar daños graves y costosos. Aunque los vehículos modernos cuentan con sensores electrónicos que alertan sobre niveles bajos, los especialistas recomiendan no depender únicamente de ellos y realizar la revisión manual.  

De acuerdo con Jesús Cano, líder técnico regional de Castrol, este método sigue siendo la forma más segura de verificar que el motor esté protegido, por lo que entrega tres recomendaciones para realizar la revisión manual del mismo:

  1. Estacione el vehículo en una superficie nivelada y apague el motor. Espere al menos 10 minutos para que el aceite regrese al cárter.
  2. Abra el capó y localice la varilla de medición. Retírela, límpiela con un paño o toalla de papel, insértela nuevamente y retírela para verificar el nivel.
  3. El nivel ideal debe estar cerca de la marca superior. Si está bajo, agregue aceite con la viscosidad y especificación correctas.

Líquido de frenos: el guardián invisible de la seguridad 

Si el aceite protege el motor, el líquido de frenos protege la vida. Este fluido es el responsable de que cada vez que pise el pedal, el vehículo se detenga de manera efectiva. Sin embargo, con el tiempo absorbe humedad, pierde resistencia y puede fallar justo cuando más lo necesita.

Lo que pocos conductores saben es que el líquido de frenos tiene fecha de vencimiento: después de dos años, en promedio, su eficacia disminuye y el riesgo de una frenada deficiente aumenta.

Para este lubricante, Jesús Cano, líder técnico regional de Castrol recomienda no esperar a que aparezca un problema. Una revisión periódica y un cambio a tiempo hacen la diferencia entre una frenada segura y un accidente; por ello, tenga en cuenta:

  • Revise el nivel con frecuencia: Abra el depósito bajo el capó y confirme que el líquido esté entre las marcas de mínimo y máximo. Si nota un descenso repentino, podría haber una fuga en el sistema.
  • No espere a que falle: Cámbielo cada 2 años o según indique el fabricante, incluso si el carro no se usa con frecuencia. El líquido absorbe humedad, aunque el vehículo esté detenido.
  • Confíe en expertos: El reemplazo debe hacerlo un técnico especializado, ya que requiere purgar aire y trabajar con altas presiones. En talleres con equipos modernos, el cambio toma menos de una hora y devuelve hasta un 30% de eficiencia en la respuesta de frenado.

Finalmente, Jesús Cano, líder técnico regional de Castrol, recuerda que el líquido usado no debe tirarse a la basura ni al desagüe; debe desecharse de forma responsable porque contiene compuestos contaminantes.

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